Ola de frío polar dicen algunos, haciendo suyas las palabras de los presentadores del tiempo, algunos de los que, doy fe, tienen poco de presentadores y menos de meteorólogos. Si por alguno fuese, poco menos que nos convertiríamos en cubitos de hielo nada más pisar la calle o peor aún, camino del supermercado a arramplar con todo lo que se ponga a tiro para no pasar hambre mientras nos congelamos. El caso es que ni frío polar ni leches, esto que está ocurriendo se llama «invierno» y como estábamos acostumbrados ya al calorcito, a otros inviernos mucho más suaves, pues ya se nos había olvidado lo que era ponerse una buena chaqueta e ir de abrigo por la casa. Sí, este mensaje va dirigido sobre todo a los más peques de la casa, que hasta ahora no conocían lo que era pasar frío de verdad, por lo menos en nuestra tierra. Pues anda que no habré bajado cuestas con el viento helado dándome en la cara y dejándome sin respiración. O de estas veces que llegabas a clase y tardabas unos minutos en recuperar la movilidad de los dedos de las manos, o aquellos sabañones que parecen ahora cosa del pasado. Y aún así, por desgracia, aunque ahora tengamos estas olas de frío, el mundo se calienta cada vez un poquito más.
