«A mí me daban dos». ¿A que os suena esta famosa frase publicitaria? Se refiere a los petisuis, pero seguro que nos han dicho muchas veces sobre determinados postres que son muy saludables que comerlos en buena cantidad son sinónimo de crecer más fuertes y sanos. Pero nos olvidamos de los petisuis y nos vamos con las natillas, esas que tienen la fama de que engordan. Pues no afirmaré ni desmentiré aquí este hecho, pero sí puedo asegurar que las natillas son uno de los alimentos más fuertes que existen. ¿Que no te lo crees? Pues prueba a hacer lo siguiente y comprobarás que es real. Los pasos a seguir son muy sencillos: 1. Haz unas natillas de consistencia normal, ni demasiado líquidas (llevarían demasiada leche) ni demasiado consistentes (duras), que queden espesitas y algo líquidas. 2. Selecciona un objeto común que encuentres por la casa, que frente a los golpes podría deformarse o romperse, como por ejemplo un reloj viejo, una chapa, un caramelo… 3. Entiérralo bajo la capa de natillas o deja que se hunda solo (hemos dicho que las natillas debían quedar algo líquidas. 4. Líate a martillazos, pero no suaves, pega todo lo fuerte que puedas, cuanto más fuerte mejor. Pues ya está, ahora solo tienes que meter la mano y pringarte un poco para comprobar que el objeto ha salido ileso para tu asombro. ¿Que por qué ocurre esto? Todo tiene que ver con las moléculas de este alimento que está tan rico, pero que a la vez es tan extraño. Lo que ocurre es que al recibir un golpe y mucha presión, las moléculas de las natillas se unen para formar un alimento sólido, tras el golpe se vuelven a separar y vuelven a ser líquidas, así que cuanto más fuerte hayas golpeado, más resistentes serán las moléculas y menos daño habrás hecho al objeto, por eso sale indemne. Ale, ahora a comerlas con mucho cariño y nada de masticarlas con fuerza, que tienen vida propia 😛